EL FRANCOTIRADOR. ¿REALMENTE ES DIOS?
Si uno lo mira con atención, uno podría hacer hasta una concepción teológica sobre el francotirador que por estos días tiene azolada a la capital estadounidense y sus alrededores. Esta reflexión, por cierto, resulta bastante divertida, -como deben ser las reflexiones que tienen como único propósito provocar a los católicos y cristianos empedernidos-.
Y es que la existencia de individuos como el "Francotirador de la Carretera", cuya tarjeta de presentación es una carta del Tarot y una nota en la que dice "ser Dios", da bastantes elementos para la reflexión.
Por ejemplo, me parece que la existencia de personas como El Fancotirador hacen pensar a los ateos o a los librepensadores que Dios es una veradera vacilada, y que nuestro verdadero destino no está en la voluntad del Creador, sino en la de un delincuente que con toda razón se autoproclama Dios, ya que es capaz de quitar la vida a la persona que deseé teniendo como motivador su libre albedrío -como un Dios-. Es así que podríamos decir que, de algún modo, todos somos Dios, ya que en algún momento dado tenemos el poder de decidir cuándo y cómo quitarle la vida a alguien o a uno mismo lo que, según la religión, esa decisión sólo le corresponde a El, con todas sus consecuencias y golpes de pecho (por qué a mi, Dios mío, por qué a él).
Por otra parte, cómo calificar de loco al "Francotirador de la Carretera" por autollamarse Dios, si la misma Biblia te da elementos para darle la razón. "Todos somos hijos de Dios", se dice, es así que en la voluntad del Francotirador está la voluntad de Dios, por muy estúpida la voluntad que ésta sea. Y como yo no puedo concebir que Dios tenga una voluntad estúpida, entonces quiero concluir que un Dios-hombre sí que la tiene; ergo, el Francotirador, de alguna manera, realmente es Dios.