miércoles, diciembre 04, 2002

(Esta es la aportación de una columna de mi autoría que probablemente una revista de espectáculos me compre.
Hago esta aclaración antes antes que mi acérrimo critico Marco me atenace con sus comentarios en los que seguramente me dirá hijo de Alvaro Cueva. Ni modo, de algo hay que comer.)



MEDIOS Y REMEDIOS
· Todo México pendiente de La Academia
· ¿Reacomodos en los planes de producción de Televisa?


Sólo los chicharrones de TV Azteca han tronado este fin de año.
Y es que ni siquiera la película “Sexo pudor y lágrimas” pudo quitarle audiencia a la final de “La Academia”.
El trancazo del 2002 de TV Azteca –y de toda su historia, dicho sea de paso- alcanzó los 35.6 puntos de rating a nivel nacional contra los 15.2 de una de las películas más taquilleras en la historia del cine mexicano, según cifras de Ibope
Los únicos antecedentes en que la televisora del Ajusco había superado a Televisa en cuestiones de audiencia -aunque no en cantidades industriales, como en esta ocasión- fue allá por 1995, en el mejor momento del noticiero Hechos, de Javier Alatorre, que a la postre provocó que quitaran del aire a Jacobo Zabludovsky.
Otro trancazo fue el noticiario de nota roja, Ciudad Desnuda, que hizo que una espantada Televisa tuviera que responder llevándose a sus filas a parte del equipo creador de ese informativo amarillista.
El mismo fenómeno sucedió en los Juegos Olímpicos de Atlanta 1996, Sydney 2000, el mundial de Estados Unidos 1994 y de Francia 1998, con Andrés Bustamante y Victor Trujillo como principales responsables del éxito en sus transmisiones.
Pero la televisora del Ajusco nunca había saboreado un éxito tan impresionante. Incluso, igualó la audiencia que tuvo la final de la telenovela “El Manantial”, el pasado mes de febrero, sin embargo, tiene más mérito el puntaje alcanzado por el programa de TV Azteca, ya que éste logró mantenerse por arriba de los 30 puntos ¡durante 5 horas de transmisión!
Lo mismo sucede si lo comparamos con el rating de la final de Big Brother , el cual alcanzo los 36 puntos a nivel nacional, pero no duró las 5 horas de La Academia, tiempo en que se mantuvo sobre los 30 puntos y alcanzó un pico de 41.7. Algo increíble.
Por cierto, los medios han destapado lo que podría llegar a ser un reacomodo en los planes de producción de Televisa para el 2003.
Y es que en lo que todos estábamos en nuestra casita disfrutando la gran final transmitida desde el Auditorio Nacional, se supo que el productor de “La Academia”, Giorgio Arezu, renunció.
Todo, originado por un “supuesto” berrinche que hizo porque algún directivo de la televisora no le respetó unos asientos que tenía reservados para la actual pareja sentimental de Luis de Llano Macedo y otros invitados.
Lo anterior provocó que el productor decidiera irse a Televisa en una evidente jugada planeada por ambas partes con antelación.
“Divide y vencerás”, dice el dicho, y esta parece ser, una vez más, la jugada de Televisa para desfondar los éxitos de su competidora.
Y es que al parecer la consigna era sabotear la final de La Academia, ya que el productor del programa ordenó a todo su equipo que dejaran colgado el programa mientras estaba al aire y que lo siguieran a Televisa.
Obviamente, la respuesta Rocío Sánchez Azuara –a quien iba dirigida la orden de abandonar la emisión- fue la de un rotundo “no”, ya que tiene bien puesta la camiseta del Ajusco.
Habrá que esperar si no hay sorpresas en las producciones del próximo año en Televisa. No nos extrañaría ver que Pedro Torres dejara de producir Operación Triunfo 2 o que incluso en el canal 2 o el canal 5 viéramos un programa como Gente con Chispa o Tómbola, -este último programa, ya venía avanzado para salir al aire el próximo año por el canal 13- todos conceptos originales del equipo de Giorgio Arezu.
Y aunque éste niega que se vaya a Televisa, son demasiadas las sospechas.
Por lo pronto, a esperar los discos de los chicos de La Academia, y sobre todo los de los tres primeros lugares: Myriam, Víctor y Miguel Angel. A ver de qué cuero salen más correas.

lunes, diciembre 02, 2002

Un univesritario no puede atender un Video Club Porno

(Para el Inmorales, en un aniversario más de vida)

"Encargado de VIdeoclub. Alvaro Obregón numero 8 casi esquina Cuauhtémoc".
Así decía el anuncio. No me desagradaba pasar una temporada rentando películas de acción de Stallone, Jan Claude Van Damme o infantiles al estilo de La sirenita, El Rey León o Serafin.
El caso es que al buscar el número referido en el Aviso Oportuno de El Universal, y después de pasar como por tres moteles de paso que, por alguna razón, pululan por ese lado de la avenida, -a uno de ellos, por cierto, solía llevar a una novia después de ir a comer a los Bisquets de Alvaro Obregón, para echarnos un rapidín y luego llegar como si nada a Televisa- noté un local que no tenía niguna razón social pero sí contaba a la entrada con unos maniquíes vestidos con negligués y ropa de cuero negro.
Leí el número en la pared y correspondía al que buscaba.
Francamente me dio mucha risa saber que estaba a punto de pedir chamba en una sex shop. Sabía que sería uno de esos trabajos sórdidos que me darían muchos temas para las novelas que, dicho sea de paso, nunca voy a escribir. "Aunque sea tendré mucho que reseñar para El Chiringuito", pensé.
Entré con mi solicitud de empleo en la mano, la extendí al encargado, y le dije que, para ser sinceros, no tenía experiencia atendiendo un videoclub, mucho menos porno, pero qué diablos, necesitaba la chamba. Llamó a otra empleada, ésta me preguntó si tenía una foto, que era indispensable -con que no sea una con la verga enhiesta y en pose de actor protagonista de Garganta Profunda, pensé- y me dijo que pusiera en la hoja amarilla el sueldo deseado.
En eso estaba, cuando de una puerta contigua salió una mujer como de 40 y pico de años, vestida de pants y con unos senos enormes que sobresalían de su payasito atigrado blanco y negro, cargando una maleta como las que se llevan para ir al gimnasio. Era evidente. Si viviera el flaco de oro, y lo tuviera enfrente, con su cara suplicante le estaría diciendo a éste: "Agustín, hazme un bolero".
La mujer interrumpió la conversación que tenía con la empleada, -para ser sinceros, mientras hablaba con ella, de reojo observaba unos jueguetitos sexuales que parecían ser unos dedales bastante extraños, y otros artefactos de plástico en forma de vagina, por lo que la mujer además interrumpió la exploración visual que hacía al lugar- y me preguntó si tenía experiencia. Le dije que no, "en el anuncio no decía experiencia", me defendí.
El caso es que sin ningún miramento, la mujer en cuestión asesinó mis aspiraciones de tener una chamba como la de algún personaje de Tarantino, al decirme que no era posible recibir mi solicitud, que era necesaria la experiencia, ya que era un negocio nuevo y necesitaban a alguien que supiera del asunto, para aprender incluso de sus conocimientos.
Maldición, nadie se preocupó por leer mi solicitud, observar que tengo una carrera universitaria, que por supuesto podía manejar perfectamente ese vide club y que hasta les hubiera sido útil proponiéndoles algunas etrategias de mercadotencia para hacer crecer su negocio de sexo. Anyway.