Así se llama el libro que actualmente leo. Es del húngaro Sándor Márai. Un autor que, cual émulo de Van Gogh, es hasta 4 décadas después de su muerte, en pleno Siglo XXI, que es reconocido mundialmente.
Y caray. Vaya librito. Iván tuvo razón en recomendármelo; aunque, eso sí, creo que fue exagerado:-Para los anales de las grandes obras de todos los tiempos.
Lo miré con incredulidad; pero, qué diablos, el tipo tiene crediibilidad. Voraz lector (siempre acierta con sus recomendaciones literarias, como yo con las mías), que le di el beneficio de la duda.
Aquí algunas citas en vista de que, como es sabido, qué mejor manera de exhortar una lectura que exihibiéndola (caray, por unos momentos me he sentdo como un moderno chulo que ofrece carne en alguna siniestra página de internet).
"Las personas que entregan su alma y su destino a la soledad, no tienen fe".
Después de esta cita, por cierto, inmediatamente le escribí un mensaje a mi amigo y le agradecí la contundencia de la misma, en vista de mis circunstancias: "gracias por recomendarme un libro con una cita tan demoledora como ésta, grandísimo hijo de puta".
Aquí otra referencia: "...después de diez o veinte años te das cuenta de que algunos acontecimientos, por más importantes que hayan parecido, no te han cambiado absolutamente en nada".
Esta cita vaya que me dejó pensando. Me pregunto, ¿qué tan importante es mi realidad, mis afectos actuales, cuando pase ese tiempo? ¿Será como ahora, que viviencias que me sucedieron hace una década, que parecían entrañables, ahora apenas las recuerdo? Interesante, ¿no?
Mierda, aquí en este internet con red inalámbrica están por cerrar. Tendré que continuar en otra ocasión. ¿Acaso no saben que las noches no sólo son para las cosas del amor, sino también para la cavilación?