Medios y Remedios
Escaramuza entre televisoras
Gerardo Soriano Palma
Son conocidas las alianzas que Televisa y TV Azteca han tejido a lo largo de una década.
Los acuerdos han sido progresivos. Cuando se privatizó Imevisión, El Tigre Azcárraga desdeñó a la nueva televisora. “Los dejaremos crecer un poco, y luego los aplastaremos”, dijo.
Nunca cumplió su dicho. Poco tiempo después murió, dejó a una empresa con bajos índices de audiencia, deudas millonarias y con la llamada “guerra de las televisoras” en marcha (de la que ya nunca pudo conocer su desenlace).
El hijo, Emilio Azcárraga Jean, escribió un guión menos beligerante que su padre, pero no por una motivación pacifista. Las razones eran otras: mantener el control de la empresa heredada que, en esos momentos, corría el riesgo de írsele de las manos.
En el 2001 las televisoras organizan el famoso concierto por la Paz en el Estadio Azteca. También empiezan a lograr alianzas por el control del fútbol, en vista que el pastel era demasiado grande y había para todos.
Esta relación casi de amigos (es conocido que Azcárraga Jean y Salinas Pliego suelen jugar golf juntos) hizo que, ante la desbandada de actores de una televisora a otra, con sueldos estratosféricos –situación inconveniente para el mercado del entretenimiento- pusieran un alto y establecieran topes salariales.
Pero en los negocios no hay más amigos que el dinero. La alianza cordial entre ambas empresas ha regresado a su punto de partida, tal como se pudo ver la semana pasada cuando, al igual que hiciera la televisora del Ajusco, Azcárraga Jean tiró línea a sus escuderos, Carlos Loret y Joaquín López Dóriga, para señalar a Salinas Pliego como un empresario deshonesto e informara vagamente que personal de su empresa había recibido amenazas luego de que TV Azteca transmitiera su 10 años tardío reportaje sobre el Fobaproa y la venta de Banamex.
Pero lo que realmente nos debe importar es que ambas televisoras utilizaron esta concesión pública para defender intereses particulares: TV Azteca en respuesta a la multa que veía venir como castigo a presumibles actos deshonestos de su dueño, y Televisa como defensores de Roberto Hernández, consejero de esa empresa y quien fuera principal accionista de Banamex, banquero que jugó un papel clave en la reestructuración financiera del consorcio de medios por lo que Jean le estará eternamente agradecido.
En la escaramuza anterior, ninguna televisora fue mejor que otra aunque, si tenemos memoria histórica, los “hechos” de TV Azteca siempre huelen mal.
Zapping
Al noticiero Hechos el escándalo de la semana pasada le subió el rating. El lunes, un día antes de la embestida contra el Secretario Gil Díaz su audiencia nacional promedió sus tradicionales 7.3 puntitos contra 11 de su noticiero rival, mientras que para el martes
-día del escándalo- y el miércoles, superó a Televisa al sumar 11.6 y 12.2 puntos, respectivamente; algo que no sucedía desde hace años.
gsoriano@economista.com.mx