miércoles, noviembre 19, 2008



Al aire libre



Estoy al aire libre. Es bueno de vez en cuando soltarse un poco la piel y ponerla a tostar. Olvidaba que los vientos pueden tocar la piel como pinceles halados y lo mejor: gratis, porque las mejores cosas de la vida tienen que ser así, gratis... aunque, hay algo, de hecho, lo mejor que tiene la vida -que es, precisamente, la vida- sí cuesta y mucho. ¿Cuánto invertirán los seres humanos desde el nacimiento hasta la muerte, para mantenerse en paz con la vida? Una fortuna. Y más si se tiene una muerte decente -si es que la muerte puede ser decente-; es decir, si se fallece de viejo. Desde los gerber, los pañales, la medicina, las comidas, ¿cuánto dinero sumará? ¡Mantenernos vivos cuesta un dineral! Por eso es bueno de vez en cuando entrgarse al aire libre. Sin ataduras. Sin futuros. Sin pasados pendientes. Sin presente. Sin dinero. Sin trabajo. Sin nada. Sólo entregarse al viento, también al sol. Lo mejor, gratis.



martes, noviembre 18, 2008

martes, noviembre 11, 2008

Medios y Remedios
La primicia en TV del avionazo de Palmas
Gerardo Soriano Palma




Menuda vergüenza debe estar pasando Televisa por lo que ocurrió el martes pasado donde demostraron una pobre capacidad de respuesta ante el lamentable accidente del jet desplomado en el Periférico.
Mientras nos regalaban una “oportuna” cobertura especial sobre las elecciones de Estados Unidos, TV Azteca tuvo la primicia en televisión.
En AV. Chapultepec 18 15 minutos tardaron para dejar la transmisión y reaccionar ante un percance de semejante magnitud. Un cuarto de hora. Un mundo en tiempo televisivo. Pero fue demasiado tarde. Javier Alatorre había tenido la noticia antes que nadie. Y aunque después Televisa se sacó la espina aprovechando el espacio destinado a las elecciones de nuestro gobierno -perdón, pero como así nos lo querían inyectar a fuerza de señales vía satélite, por un momento me he confundido- al entrevistar antes que nadie a Marcelo Ebrard, confirmar la muerte de Juan Camilo Mouriño y Santiago Vasconcelos, para después ligarse con una larga cobertura sobre el avionazo, sin duda el sabor de la primicia no se compara con nada.
Por cierto. ¿Usted como vio que un medio de comunicación mexicano le hubiera querido dedicar, desde las 6 de la tarde, una cobertura tan amplia a las elecciones estadounidenses? Creo que fue algo innecesario. Como mexicano sentí cierto desconcierto. ¿Para qué utilizar un bien de la nación en asuntos de la política interna de un país extranjero -ojo, por más vecino y dependiente económico que seamos de los hijos del Tío Sam-?
Más que una decisión periodística sensata me sonó a una de esos antiguos discursos de Fidel Castro que transmitían durante horas por la televisión o a las peroratas de Hugo Chávez en su “Aló Presidente”, por aquellos de que los ciudadanos lo tienen que ver no por un interés nacional verdadero, sino porque no les queda de otra, por puro adoctrinamiento, vaya. Esta maratónica transmisión sólo pudo evitarse por el lamentable percance en Palmas.
Resultados del último trimestre
Interesantes reportes financieros los de Televisa y TV Azteca. En el tercer trimestre ambas empresas reportaron buenas ganancias.
Los analistas atribuyen este comportamiento a los ingresos publicitarios generados por los Juegos Olímpicos, resultados que los debió haber hecho saltar de gusto -sobre todo en el Ajusco- en vista de que a pesar de haber tenido una pobre propuesta televisiva en esa justa deportiva, lograron utilidades.
Aunque, para ser sinceros, es lógico que los estados financieros de ambas televisoras hayan salido positivos, ya que los anunciantes comprometieron sus presupuestos por adelantado.
La pregunta que cabría hacer referente a Azteca es la siguiente: ¿los clientes volverán a confiar en ellos en eventos futuros, luego de los enanos contenidos que ofrecieron en China y de su pobre rating?
gsoriano@eleconomista.com.mx

sábado, septiembre 13, 2008

El cine de nuestras vidas

Silba la noche el sabor del recuerdo. La calle es el cine de nuestras vidas. Ahí suceden tantas cosas.

La banqueta, el aire, la luz, las marquesinas, los edificios, las esquinas, las luces de los carros, proyectan, reviven, en el lugar más vertiginoso de nuestro cuerpo, la pulsación lejana de las compañías, las que hemos sido protagonistas, cuyos guiones terminan truncados, aniquilados a fuerza del tiempo, la distancia, el frío inclemente.

Así llegan los sonidos femeninos, justo cuando menos se le invocan. Así de caprichosa es la calle. Trae los olores, los besos milenarios, las pisadas sin rumbo, los abrazos, los besos, sin importar nombres, estatus, sólo esos días, los que ahora se recuerdan, en que una diferencia de 19 años poco importaron para el amor, al menos, uno efímero, ese que no es amor pero se siente todavía más que el de una pareja de ancianos, esos que matan, queman, alimentan el "presente", y que nunca llegan a ser mañana, -y más cuando así él lo estipuló- porque no podía durar ya no decir siempre, que eso es un montonal de tiempo, sino que tenía que fenecer cuando tuviera que fenecer- lo que al final, ocurrió después de 7 encuentros, 7 encuentros que terminaron en llanto, en delicadas lágrimas de enormes y negros ojos, y que cambiaron el rumbo, tal vez no de sus destinos, tan dispares, tan opuestos, pero sí, al menos, el de los recuerdos, esos que saltan a consecuencia del cine de nuestras vidas.

Señor



Suena el choque de las bolas del billar a mi costado. Son, para ser precisos, 12 mesas. Las acabo de contar. Todas dispuestas en el mismo piso, al fondo del local, y unas 15 mesas para comer algo, jugar dominó, o beber nomás. Aquí se llama Mala Fama. Aunque en el argot popular se le conoce como "El mala fama". Como si el artículo lo reverenciara.
El caso es que una chica de las que atienden, como de 18 o 19 años, me acaba de decir que huelo sabroso. Estoy sentado a lado de la computadora donde se saca e imprimen las cuentas. Y ella dijo:
- Qué sabroso huele, señor.
-¿Perdón? -tecleaba mi lap, apenas percibí palabras sueltas, "sabroso", "huele", "señor", que así escuchadas me fue imposible englobar la frase completa.
-Que huele muy sabroso. Lo percibo desde aquí. Y deduzco que debe ser usted porque no hay nadie más cerca, señor.
-Ah, mi loción -contesté-. Gracias... Pero ese "señor" no me gustó nada. Qué viejo me hace sentir.
Y luego, la chica de 18 o 19 años, sentenció:
-En la secundaria un maestro me decía que "Señorear" a alguien no tiene nada que ver con la edad. Lástima que atirbuya el señor sólo a una cuestión de años.
Esto lo dijo mientras caminaba a la barra, para seguir en su trabajo, mirando de soslayo. Sentí que el de 18 o 19 años era yo y que la chica que atendía las mesas era realmente la "señora. Maldita sea.



miércoles, julio 30, 2008

Lágrimas de silencio

- No quiero quererte. No puedo quererte. No debo quererte -dijo él. Y sin embargo te quiero, -le faltó decir, aunque no hacía falta, antes le había dicho que por algo estaban ahí, entre el barullo de la gente, detenidos en el tiempo, ajenos a todo.

Y como respuesta, ¿que obtuvo? La peor: el silencio. Aunque, pensándolo bien, quizá hubo algo. Dos lágrimas que asomaron en sus ojos.

Por algún momento deseó ser el nadador más pequeño del mundo, uno milimétrico, el cual, y bajo su condición microscópica, le valiera echarse un clavado a los lagrimales de ella para recorrer cada centímetro de sus nervios hasta llegar a ese extraño, enigmático y desconocido lugar donde se originan los amores, los odios, los orgullos, y saber qué provocaba esa cuasi lágrima.

Muchas cosas deben pasar entre dos personas para que una sinceridad sea respondida con el silencio. Porque el silencio enloquece, sobre todo después de un "de qué me sirve abrirme", sellado con el hermetismo más atroz -ah, y con ese par de lágrimas arrepentidas-. Y si el sonido de la nada puede resultar ensordecedor, más aún el orgullo, ese que provoca sellar el corazón.

Después del silencio, de las lágrimas nonatas, él partió a su destino, uno que no la incluía a ella, "al menos no hoy", pensó, mientras se abría paso entre las personas que lo rodeaban, aunque en el fondo sabía que durante mucho tiempo no se iría de ella, sino que se quedaría a su lado, al menos lejanamente, en pensamientos, en sueños, que aunque para algunos puede resultar una estupidez, para otros puede resultar, ¿resultar?... ¿resultar qué?. Quién sabe, solo resultar. Porque lo único cierto es que él no quiere, no puede y no debe quererla.

domingo, julio 27, 2008







Ahora viene agosto. El mes de la desdicha, el mes ruín, el mes más largo y tormentoso. Pero, al final del día, hay que darle buena cara, y mentarle la madre.

sábado, junio 21, 2008



Muchos "Yos"



A veces uno quisiera convertirse en varios "yos". Desdoblarse, despellajarse, un tanto como pasa con la cebolla, -¿nunca lo han notado, que se le puede ir quitando su cáscara para dejarla del tamaño de una aceituna-?.

Y es que de pronto a uno le hace falta tiempo para que un solo Yo haga lo que realmente le da la gana. Un Yo, podría tener una vida estable. El otro, una vida al límite; uno más, probando suerte en empresas u otras profesiones. Aquél de allá, conociendo ciudades lejanas, culturas difusas.

Pero todos estos Yos deberían estar conectados al Yo superior, para que de alguna manera tanta experiencia, tanto conocimiento, tanto placer, tanto sufirimiento, tanta alegría, tanta tristeza, tanta adrenalina, tanto amor compartido por todos estos Yos, pueda ser almacenado y se pueda, al final del día, ser, aunque sea intentarlo, un poquito mejor Yo.

miércoles, abril 30, 2008

Vidas ajenas



Cómo de pronto puede uno sentir que la vida a lado de alguien, cuando todo se ha ido al carajo, es como si se tratara de otro "yo" el que hubiera vivido esa vida. Y más, después de saber que casi de inmediato, ese alguien ahora resulta que guarda vida en su interior.
"Como si se tratara de una vida ajena", reflexiono. Y sigo: "En qué momento sucedió todo esto que eso que se era de pronto se parte para dejar este sentimiento, el de mirar al pasado y sentir que todo eso fue protagonizado por vidas ajenas". Y es que el tiempo tiene esa virtud, hace que las personas se olviden de sí mismas, por más que se empeñen en pensar, ilusamente, que esos afectos, sentimientos, se conservarán por siempre. Nada es por siempre.

domingo, abril 06, 2008




Tecnología adictiva



Palms, plasmas, celulares, internet. ¿podemos vivir sin ellos?
La respuesta es afirmativa. ¿Nuestras necesidades básicas están fundamentadas por alguno de estos adminículos de la modernidad? ¿Somos mejores o peores personas teniendo lo último en tecnología? ¿Nuestra capacidad de amar se fundamenta en un Blackberry? Me parece que no.
Pero hoy en día abstenerse de estos juguetes tecnológicos es como abstenerse de la imprenta en la edad media o del telégrafo en la Revolución Indutrial. En pocas palabras, sería quedar fuera del progreso, ese monstruo que hemos creado y que evoluciona por su propia cuenta, tal cual se tratase de un Frakenstein.
En estos días estreno una televisión LCD-HD y no veo cómo algun día pueda regresar a ver una televisión análoga. Será imposible. Es como si tuviéramos implantado un chip que nos prohibiera mirar hacia atrás y estemos programados para exigir lo más rápido, lo más pequeño, lo más nítido. Todo, sin que en verdad necesitemos todo eso "más".
Y aunque me repito una y otra vez que ver el concierto en DVD de "Héroes de silencio" o de "Bersuit", tanto en televisión normal como en LCD, es exactamente lo mismo, porque el mensaje no cambia, seamos sinceros. Un plasma resulta adictivo. La ecuación es sumamente interesante: "necesito algo que en el fondo es imprescindible, pero que si no lo tengo ya no soy". El "soy" no en sentido filosófico, sin el soy en sentido del aquí y el ahora, que es donde es más útil, precisamente, la maldita tecnología.

martes, marzo 25, 2008

El último encuentro



Así se llama el libro que actualmente leo. Es del húngaro Sándor Márai. Un autor que, cual émulo de Van Gogh, es hasta 4 décadas después de su muerte, en pleno Siglo XXI, que es reconocido mundialmente.
Y caray. Vaya librito. Iván tuvo razón en recomendármelo; aunque, eso sí, creo que fue exagerado:
-Para los anales de las grandes obras de todos los tiempos.
Lo miré con incredulidad; pero, qué diablos, el tipo tiene crediibilidad. Voraz lector (siempre acierta con sus recomendaciones literarias, como yo con las mías), que le di el beneficio de la duda.
Aquí algunas citas en vista de que, como es sabido, qué mejor manera de exhortar una lectura que exihibiéndola (caray, por unos momentos me he sentdo como un moderno chulo que ofrece carne en alguna siniestra página de internet).

"Las personas que entregan su alma y su destino a la soledad, no tienen fe".

Después de esta cita, por cierto, inmediatamente le escribí un mensaje a mi amigo y le agradecí la contundencia de la misma, en vista de mis circunstancias: "gracias por recomendarme un libro con una cita tan demoledora como ésta, grandísimo hijo de puta".

Aquí otra referencia: "...después de diez o veinte años te das cuenta de que algunos acontecimientos, por más importantes que hayan parecido, no te han cambiado absolutamente en nada".

Esta cita vaya que me dejó pensando. Me pregunto, ¿qué tan importante es mi realidad, mis afectos actuales, cuando pase ese tiempo? ¿Será como ahora, que viviencias que me sucedieron hace una década, que parecían entrañables, ahora apenas las recuerdo? Interesante, ¿no?

Mierda, aquí en este internet con red inalámbrica están por cerrar. Tendré que continuar en otra ocasión. ¿Acaso no saben que las noches no sólo son para las cosas del amor, sino también para la cavilación?

domingo, marzo 23, 2008




Después de 2 años



¿Por qué he dejado pasar casi dos años en actualizar este blog? Las respuestas pueden ser muchas. Pero, al final, éstas son las menos importantes.
Manos a la obra. A compartir este diario de vida, este entrenamiento, este pushing bag literario...