martes, agosto 30, 2005

Medios y Remedios
Crónica de un viernes pegado a la TV
Gerardo Soriano Palma




Soy un hommo videns sin remedio.
El viernes me lancé el reto: ver televisión abierta durante todo un día. Sabía que esto de ser un animal visual en algún momento me iba a sacar de mis cabales.
“Hey”, me dije. “Ver televisión por cable, pasa. ¿Pero televisión abierta todo un día?”
“Qué diablos”, respondió el suicida que todos llevamos dentro.
A eso de las 7 de la mañana me enteré con Carlos Loret de Mola que un regidor de no sé dónde (disculpe el lector, pero estaba medio dormido) se había regalado un pachangón de cumpleaños de antología, y el joven periodista afirmaba, editorializaba, pues, que el dinero para los pollos, los refrescos, había salido del dinero del erario.
También a esas horas, pero en TV Azteca, me reconfortó saber que la justicia periodística existía y que a la actriz venida a lectora de noticias, Anette Cuburu, le habían dado un reconocimiento por su trayectoria como conductora.
Terminé mi mañana informativa en el noticiero de Canal Once. Ahí pude ver noticias culturales y un completo bloque de información internacional. Me atrapó tanto que olvidé ver la mesa de los periodistas de El cristal con que se mira, única sección que vale la pena en dicho programa.
Después de las 9 de la mañana el menú matutino de la televisión cambió al llamado concepto de revista. En ese momento mi ánimo empezó a flaquear ¡y apenas llevaba dos horas de televisión!
En el programa Hoy, de Televisa, pude ver a una señora llamada Mizada Mohamed dar horóscopos. Clásico, un horóscopo en televisión jamás dirá cosas negativas de los signos zodiacales -son las reglas no escritas de los medios de comunicación- por lo que a mi horóscopo le vaticinó un día productivo (a mí me hubiera gustado que me dijera que la vida estaba afuera y que no perdiera el tiempo haciendo cosas estúpidas; de haberlo hecho, juro que Mizada se hubiera ganado un fan incondicional).
El Canal 4, con Viva la Mañana, nos regaló a eso de las 9:10 A.M. una mesa de debate sobre los ídolos musicales gruperos, salseros y cumbieros. Fue entretenido escuchar las anécdotas de estos modernos juglares de la música que van de pueblo en pueblo alegrando la vida.
Después de las 12 del día algo pasó en la programación; repetición de telenovelas, infomerciales disfrazados de programas de contenido, hasta que llegó Nuestra Casa, en el canal 4, y Vida TV, donde pude ver concursos degradantes o conductores que hacen actos humillantes con tal de divertir al televidente.
Hasta ahí llegué. Apagué el televisor, salí a la calle jurando que nunca más repetiría una dosis televisiva como esa, y me dije que, después de todo, no todos llevamos un suicida dentro.
gsoriano@economista.com.mx