Medios y Remedios
Ricardo Rocha ayer y hoy
Gerardo Soriano Palma
Durante muchos años Ricardo Rocha fue el rostro progresista de una empresa dirigida por un soldado del Presidente. Pero al fin y al cabo, él también fue soldado de Emilio Azcárraga Milmo.
En 1996, cuando TV Azteca empezó a demostrar viabilidad financiera y de captación de audiencia -lo que originó la llamada “guerra de las televisoras”- no tuvo reparos en ser parte de una estrategia encabezada por El Tigre con el fin de desprestigiar a su televisora rival.
En ese año Televisa y Ricardo Rocha hacen público lo que, por lo demás, ya se sabía en los altos círculos del poder: que Ricardo Salinas Pliego había adquirido TV Azteca con una presunta alianza ilegal con un denostado Raúl Salinas de Gortari. Ante esto, el dueño de TV Azteca le dijo cobarde y títere. Rocha le respondió que él y los periodistas de Hechos eran una “jauría de falderillos y pinacates, que siguen los ladridos de su guía". Incluso acusó a su ahora patrón de haber contratado sicarios para acabar con su vida.
El ser una pieza al servicio de los intereses de Televisa no estuvo ajeno a críticas. El 15 de julio de 1996, Proceso publicaba: En su afán de exhibir a Salinas Pliego, Ricardo Rocha olvidó que Televisa fue beneficiaria, cómplice y aduladora del gobierno salinista”.
Sin embargo, en una entrevista concedida a Ciro Gómez Leyva y publicada el 23 de noviembre de 1997 en La jornada semanal, decía: “No puedes expresar absolutamente nada sin una credibilidad que te permita tener condición moral. La credibilidad es también la calle. Es el vínculo, el fundamento, el basamento; el todo en los comunicadores. Sin credibilidad, simple y sencillamente no existes”.
Y así, con este concepto de credibilidad, Rocha hizo las paces en el 2001 con Salinas Pliego, al grado que inició en las frecuencias que antes había cuestionado, su programa Reporte 13.
Si bien es cierto que Rocha tuvo momentos importantes dentro del periodismo televisivo, como cuando transmitió el video de la matanza de Acteal, también tenemos que recordar que la segunda parte de su reportaje sobre la situación de los desplazados de Chenalhó, Chiapas, fue frenado por la censura, como revelaría el 4 de enero de 1998 el periódico La jornada, en la columna Masiosare: “Emilio Azcárraga Jean recibió la llamada de su tocayo de apellido Chuayffet [quien] explicó que no se debía transmitir la segunda parte del programa de Ricardo Rocha sobre los desplazados de Chenalhó: ‘Es un asunto de la seguridad del Estado’. La segunda parte de un programa que sacudió al país nunca salió al aire”.
Ahora, en 2005, Ricardo Rocha estrena el programa de televisión, Animal nocturno. ¿Será el ala progresista pero ahora de TV Azteca? No, en un sistema de medios en que sólo hay dos opciones para que se conozca masivamente tu trabajo, y en que si no te sometes, no existes.
gsoriano@economista.com.mx